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MASONERÍA DE CASTILLA Y LEÓN

¿Y si la solución es ser masón?

Publicado el 24 de Enero de 2010

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Siempre me han preocupado los socialistas que se declaran católicos: tienen que pasar muchos ratos amargos. Pienso en José Bono (por ejemplo). Es un católico practicante y un socialista convencido. Pero desde la jerarquía católica no hay día que no le avisen de que está fuera de la Iglesia-organización. Su fe no es tratada con caridad y se le advierte que no debe tener esperanza. ¡Qué situación tan incómoda!

Estos socialistas católicos opinan que sus creencias en la otra vida, más el sentimiento solidario con el prójimo, más su fe en una justicia superior, más un cierto respeto a la Iglesia-organización les conceden automáticamente un puesto en el catolicismo español. Pero se equivocan. La Iglesia católica es fundamentalmente una organización centralizada que decide quién cabe en sus estructuras y quiénes no. Lo de la ideología o el pensamiento es algo que viene después: lo primero es la disciplina organizativa.

Y los socialistas católicos pueden tener la misma ideología básica de la religión católica, pero están constantemente marcando diferencias con el organigrama. Si un socialista vota a favor de la nueva ley sobre el aborto, tiene problemas insuperables con los obispos que defienden (y es su lógica) qué es lo que hay que votar si eres católico.

Un socialista clásico es agnóstico y tiene hacia la religión católica el mismo respeto que hacia cualquier otro grupo social importante y bien organizado. Poco más. Y tiene una fe total en conceptos como solidaridad, igualdad o justicia.

Un socialista católico cree en Dios y tiene por la Iglesia católica un respeto especial y, además,  comulga con ideas religiosas y sociales sobre solidaridad, igualdad o justicia.

Pero un socialista católico tiene muchas dificultades para ser aceptado por la jerarquía de su religión.

¿Qué puede hacer ante esta situación ese socialista católico? Claramente hacerse masón.

La masonería cree en Dios y en otra vida: igual que los católicos. La masonería practica conceptos como solidaridad, igualdad y justicia: igual que los socialistas. Y hasta hay en la masonería algo de organización y jerarquía como en la Iglesia católica y en el Partido socialista.

Los católicos socialistas tendrían más tranquilidad espiritual haciéndose masones y dejando de pertenecer a una Iglesia Católica que no los quiere.

Cada vez está más claro que España habrá de profundizar cada día más en la separación de la Iglesia y el Estado. Y cada día se pondrá más en evidencia que la Iglesia católica hará todo lo posible para que eso no sea así. Cada día se verá más claro que las relaciones de la Iglesia católica y los socialistas serán complicadas.

Pero no podemos dejar en tierra de nadie a nuestros compañeros católicos. Hay que encontrarles encaje a su idología trascendente y a su militancia socialista. No lo dudeis, la solución es que se hagan masones.

FUENTE: www.luissolana.com/

1 comentario

Nueve -

Amigo Solana: la Masonería no es una “solución” de emergencia
Ironizaba Luis Solana desde estas páginas, el lunes pasado, recomendando a José Bono que “se hiciera masón” para solucionar con ello el aparente dilema entre su convicción socialista y sus creencias religiosas, que, según él mismo asegura públicamente y con cierta frecuencia, son genuinamente católicas, por encima de las discrepancias que le enfrentan políticamente con la jerarquía “terrenal” de su Iglesia.

Sinceramente, creo que la broma de Solana (no puede ser más que eso) contribuye a incrementar las muy confusas ideas - auténtico cacao mental, diciéndolo en román paladino - perennes en nuestro ruedo ibérico acerca de la Masonería y acerca de lo que es esencialmente “socialista”.

La Masonería no es un club, ni un partido o una religión alternativa para nadie. Se define como una fraternidad iniciática mundial y tiene varias versiones, no coincidentes en todos los análisis, pero sí en la capacidad humana de perfeccionamiento evolutivo. Lo de la “iniciación” es lo que normalmente suscita las mayores controversias respecto a esa institución. En concreto, es lo que la Iglesia Católica, la ortodoxia judía, la islámica y las jerarquías religiosas en general no pueden admitir de buen grado, porque la iniciación masónica es un proceso gradual de aprendizaje personal, siguiendo una metodología basada en el estudio y la libre interpretación de símbolos diversos, pertenecientes al patrimonio cultural de toda la humanidad, en los que los masones aprenden a ver sintetizados valores universales que cada uno se compromete a practicar y promover en la medida de su propia capacidad. Las teologías nada tienen que ver con todo ello. Sin duda, habría que añadir ese “¡sálvese quien pueda!” que inexorablemente acompaña y limita todas las iniciativas humanas.

Por eso, amigo Solana, creo que no es tan fácil lo de hacerse masón de un día para otro - tal como Ud. lo plantea - aunque lo sea relativamente ser admitido en una logia, sobre todo para quien se llame José Bono, Gaspar LLamazares o Rodrigo Rato, sólo por poner ejemplos de personas no coincidentes políticamente. Las logias tambien tienen sus debilidades... Ocurrió en nuestra historia muy a menudo. Y, sin pretender pontificar sobre el tema, me cuesta trabajo admitir que tantos y tantos figurantes de la escena política histórica (española y mundial), conservadores unos y progresistas otros, avanzaran mucho en ese camino iniciático al que me refiero. Masonería, religión y política son tres conceptos perfectamente diferenciables en teoría y poco diferenciados en la práctica, cuando se prescinde del sentido iniciático de la Masonería o las religiones dejan en segundo plano su ideal de Caridad.

Ser socialista tampoco tiene nada que ver con teologías. Aunque a veces no lo parezca, se trata de otra dimensión de la espiritualidad, en la que la solidaridad (que no es lo mismo que la fraternidad) y la justicia social se contemplan como metas alcanzables en este mundo y no en “el más allá”. Quienes prescinden de entrar en disquisiciones sobre cualquier forma de vida de ultratumba sólo deben contar con un importante condicionante: la ética. Pero lo ético, como ya señalara en su día Montesquieu, se halla sometido al devenir histórico, a la geografía, a la genética y a cuantas variables pueden, a su vez, condicionar y justificar el comportamiento humano. En esa travesía del desierto serán la razón y el bien común los que habrán de primar. Difícilmente pueden renunciar a ese realismo quienes aceptan cualquier forma de determinismo dogmático, ya sea religioso, filosófico o político. Merecen respeto, pero no obediencia.

Por todo ello pueden ser espinosas para muchos socialistas las relaciones con la ICAR, defensora supuestamente infalible de una “salvación” que no es de este mundo. Pero no creo que nadie con la capacidad discursiva del Sr. Bono pueda ser aconsejado sobre si le conviene o no comerse esas lentejas...

Amando Hurtado es escritor y licenciado en Derecho