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MASONERÍA DE CASTILLA Y LEÓN

Masonería en Asturias

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LA NUEVA ESPAÑA

EDITORIAL PRENSA ASTURIANA

GIJÓN

Fraternidad tricolor

En la foto, los francmasones, delante del paredón de El Sucu, donde colocaron una placa conmemorativa.

La francmasonería, con su gran maestre a la cabeza, rinde homenaje a los fusilados de El Sucu

El gran maestre del Gran Oriente de Francia, Jean Michel Quillardet, encabezó ayer una representación francmasona que subió hasta el cementerio de El Sucu para rendir homenaje a los fusilados durante la guerra civil española y en la posguerra, entre ellos muchos masones, que están enterrados en las cuatro fosas comunes del cementerio de Ceares. Ricardo Fernández, gran maestre de la Logia «Rosario de Acuña», dijo que «no venimos a revisar la historia».

J. M. CEINOS El paredón del cementerio de El Sucu donde fueron fusilados decenas de republicanos durante la guerra civil y en la posguerra luce desde ayer una nueva placa conmemorativa, en la que reza la siguiente inscripción: «La Logia Rosario Acuña a la memoria de los masones y la ciudadanía de Gijón, asesinados aquí por su compromiso con la democracia». En la placa, de azulejo, se grabaron también un retrato de la escritora y masona Rosario de Acuña (Madrid, 1851; Gijón, 1923) y una escuadra y un compás, símbolos universales de la Masonería. «Setenta años después venimos aquí a dejar las flores de la libertad», dijo, poco después de descubrirse la placa, un emocionado Avelino Valle, con ancestros catalanes y asturianos, sobrino de uno de los fusilados en el paredón del cementerio de Ceares y adjunto al gran maestre del Gran Oriente de Francia, Jean Michel Quillardet, quien presidió el acto, al que acudió un centenar de masones franceses y asturianos (la mayoría luciendo bandas de color azul celeste), así como los concejales de Izquierda Unida del Ayuntamiento de Gijón Jesús Montes Estrada y Francisco Santianes, y el presidente de la Asociación Memoria Histórica Asturiana, Víctor Luis Álvarez, entre otros, quien, al comenzar el acto en el cementerio municipal, recordó que en las cuatro fosas comunes reposan los restos de más de dos mil fusilados. A los pies del paredón, bajo la placa, se colocó una corona de laurel con dos cintas: una, con los colores de la bandera de la República Francesa (azul, blanco y rojo) y la otra, con los tres de la bandera de la II República Española (rojo, amarillo y morado). Minutos antes, ante las fosas comunes, Ricardo Fernández, gran maestre de la Logia «Rosario de Acuña», fundada en Gijón en el año 2002 y que ayer, con la presencia del gran maestre del Gran Oriente de Francia, inauguró su taller (sede), situado en La Calzada, afirmó que «es un motivo emocionante venir a rendir homenaje a los que murieron por defender una España que intentó ser diferente», y como miembro, dijo, «de la masonería liberal, estaríamos del mismo lado del paredón» donde en su día colocaron a los fusilados. Y aclaró el gran maestre de la Logia «Rosario de Acuña»: «Nosotros no venimos a revisar la historia ni a lanzar un mensaje de odio y venganza, venimos a recordar a aquellos que tuvieron las mismas ideas que nosotros, las ideas de libertad de pensamiento y de una sociedad laica, con tolerancia y respeto a los demás».

Jean Michel Quillardet, quien es la cabeza principal de la francmasonería mundial, con más de un millar de logias y 50.000 masones, tomó luego la palabra para, en francés, recordar los principios que guían los pasos de los masones: libertad, igualdad y fraternidad, y también el paralelismo histórico de persecución de los demócratas y los masones en la España de la posguerra y en la Francia del régimen de Vichy, colaborador de la Alemania nazi tras el colapso militar francés de mediados de 1940, al principio de la II Guerra Mundial. Tras su intervención, los presentes guardaron un minuto de silencio en memoria de los muertos de las fosas comunes.
La delegación francmasona también visitó algunas viejas tumbas del cementerio de El Sucu que tienen grabados, en las lápidas, la escuadra y el compás.

Por la tarde, en un acto privado, la delegación de la francmasonería se trasladó a la calle de Costa Rica, número 4, donde se ubica la sede de la Logia «Rosario de Acuña», una de las cuatro que funcionan en Asturias, de las que tres están establecidas en Gijón y la cuarta en Oviedo.

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