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MASONERÍA DE CASTILLA Y LEÓN

Alfama recupera los escritos sobre masonería y ocultismo de Pessoa

Alfama recupera los escritos sobre masonería y ocultismo de Pessoa

Los artículos recopilados por la editorial malagueña aparecen publicados por primera vez en castellano con traducción y edición de Florencia Preatoni · El poeta plantea una defensa radical de las logias portuguesas

Pablo Bujalance / Málaga | Actualizado 23.06.2008 - 05:00

Que a Fernando Pessoa (1888-1935), el gran poeta portugués del siglo XX, le interesaban los asuntos relacionados con el ocultismo, el espiritismo y lo esotérico es una realidad que no pasa inadvertida a los lectores de libros como Mensagem (en el que enarbola una interpretación mitológica de la Historia de Portugal) y el monumental Libro del desasosiego, quizá su obra definitiva, escrita por el heterónimo Bernardo Soares y repleta de claves lingüísticas y simbólicas. Incluso dentro del mismo Portugal se especula aún hoy con la pertenencia del autor a la masonería, una vinculación que él siempre negó, si bien admitió la fascinación que esta sabiduría ejerció en su pensamiento desde el fatal suicidio en París de su amigo y también poeta Mario de Sá Carneiro. Por si quedaba alguna duda, la editorial malagueña Alfama acaba de publicar en un volumen los Escritos sobre ocultismo y masonería del propio Pessoa, que arroja bastante luz al respecto con edición y traducción de Florencia Preatoni.

Según explicó ayer el director de Alfama, Antonio García Maldonado, la mayoría de estos artículos habían permanecido inéditos en Portugal hasta hace algunos años, cuando fueron recopilados por primera vez en una edición. El volumen que nos ocupa presenta la primera traducción al castellano de los escritos, cuyo orden respetan esencialmente las directrices de la publicación lusa "aunque hemos decidido prescindir de algunos textos que, más que una argumentación histórica de la masonería y el ocultismo, presentaban una especie de autoanálisis, a la manera del Libro del desasosiego". De entrada, Florencia Preatoni recuerda en el prólogo la atracción que, tras la muerte de Sá Carneiro, sintió el poeta "por las sociedades secretas de los masones, los rosacruces y los templarios. Conoció el espiritismo, la cábala y la magia y tradujo al portugués muchos libros de la Colección Teosófica y Esotérica". Preatoni apunta incluso la ocasión en que Pessoa corrigió el horóscopo del astrólogo y poderoso gurú británico Aleister Crowley. Todo este conocimiento tiene una especial consideración en un país como Portugal, donde la sabiduría templaria pervivió como realidad palpable hasta entrado el siglo XX.

Entre la divulgación, la confesión y la acción política, Fernando Pessoa atiende a lo largo de este conjunto de escritos a diversas dimensiones de lo oculto. En el primer artículo, Origen y esencia de la masonería, el autor expone una argumentación filosófica en la que desliga ésta de la cábala y el judaísmo ("la masonería no es una orden judaica, y el contenido de los grados fundamentales que vulgarmente llaman simbólicos no es judaico en espíritu, sino sólo en la forma") para considerarla "un producto del protestantismo liberal, del siglo dieciocho inglés, en toda su chatura y banalidad".

Especialmente significativo es el segundo texto de la serie, titulado sencillamente La masonería, en el que responde a la presentación del proyecto de ley de la Asamblea Nacional del Estado Novo (impulsado por la dictadura militar) sobre asociaciones secretas, que contemplaba diversas sanciones a masones y rosacruces, entre otros. Pessoa, quien asegura no ser "masón ni antimasón", se dirige en concreto al ministro José Cabral, al que tilda de "dominico cuyo trabajo se integra en la mejor tradición de los inquisidores". El poeta presenta una encendida defensa de la logias portuguesas y, con una temeraria dosis de ironía, acusa a Cabral de "pertenecer a una sociedad secreta: el Consejo de Ministros".

Completan el libro otras consideraciones sobre metafísica, diferencias ideológicas y doctrinales y un poético colofón: La Vía Lactea. Nunca lo oculto lució tanto.

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