Ocho curas masones
Las relaciones entre la masonería y el Vaticano nunca han sido fáciles, desde que en 1738 (es decir, 15 años después de la publicación de las Constituciones de Anderson) el papa Clemente XII firmara la encíclica In Eminenti, condenando la filiación masónica, como también hicieron posteriormente los siguientes pontífices: Benedicto XIV (1751), Pío VII (1821), León XII (1825), Pío VIII (1829), Gregorio XVI (1832), Pío IX (1846), y León XII, en diversos documentos impresos entre 1884 y 1892.
En fecha tan reciente como 1983, el entonces cardenal (y ahora papa) Joseph Ratzinger firmaba, en calidad de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la declaración Quasitum, donde se advertía que "los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas se hallan en estado de pecado grave y no pueden acercarse a la santa comunión". Aún así, el historiador de la masonería José Antonio Ferrer Benimeli ha señalado a El Diario Montañés de Santander que, en la actualidad, "desde el punto de vista jurídico, la masonería no está excomulgada. En el nuevo Código de la iglesia ni siquiera se la menciona".
Benimeli considera, pues, que "es compatible ser masón y católico". Ahondando en la cuestión, el blog masónico argentino Hermanos Tres Puntos ofrece los perfiles biográficos de ocho destacados sacerdotes católicos, que fueron iniciados en la masonería. Entre ellos el arzobispo de Breslau, el Conde Schaffgotsh, que en el siglo XVIII apoyó la creación de la primera logia masónica en Viena, así como Francisco Calvo, considerado como el fundador de la masonería en Costa Rica en 1865.
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